miércoles, 22 de octubre de 2008

“MUERTE DIGNA”


CONCEPTOS A TENER EN CUENTA:

Muerte digna: es la muerte con todos los alivios médicos adecuados y los consuelos humanos posibles. También se denomina ortotanasia. Pretenden algunos identificarla con la muerte "a petición", provocada por el médico, cuando la vida ya no puede ofrecer un mínimo de confort que sería imprescindible; sería para éstos la muerte provocada por eutanasia.

Eutanasia: es la acción u omisión por parte del médico con intención provocar la muerte del paciente por compasión. Esta puede ser ACTIVA: es la eutanasia que mediante una acción positiva provoca la muerte del paciente. PASIVA: es la eutanasia por dejar morir intencionadamente al paciente por omisión de cuidados o tratamientos que son necesarios y razonables. VOLUNTARIA: la que se lleva a cabo con el consentimiento del paciente. INVOLUNTARIA: sin el consentimiento del paciente.

DEBATE ACTUAL:

La eutanasia es un acto que busca provocar la muerte a una persona enferma que conlleva graves consecuencias familiares, sociales, medicas, éticas y políticas. Su despenalización modificara en su propia raíz la relación entre las generaciones y los profesionales de la medicina. El Informe Remmelink sobre la practica de la eutanasia en Holanda arroja a la luz 1.000 muertes por eutanasia involuntaria (sin consentimiento) en 1990. Estos 1.000 pacientes eutanasiados se convierten en 1.000 poderosísimas razones para oponerse a la eutanasia activa. Igualmente en los casos en los que la eutanasia es solicitada por el enfermo existe un grave problema ético porque se trata de una derrota social y profesional ante el problema de la enfermedad y de la muerte. Los casos extremos y la autonomía personal, siempre aludidos por los partidarios de la eutanasia para su despenalización, no deben generar leyes socialmente injustas, que enfrentan el deseo individual con el ineludible deber del Estado a la protección de la vida física de cada ciudadano. Hay que eliminar el sufrimiento humano, pero no al ser humano que sufre. Tres cuestiones complejas están presentes en el debate de la eutanasia:

1) EL CONSENSO DEMOCRÁTICO: convierte el principio legislativo en la única fuente de verdad y de bien, y deja la vida humana a merced del número de votos emitidos en un Parlamento. Los derechos humanos no son otorgados por el número de votos obtenidos, ni por la sociedad, ni por los partidos políticos, aunque deben siempre reconocerlos y defenderlos. No se basan tampoco en el consenso social, ya que los derechos los posee cada persona, por ser persona. Las votaciones parlamentarias no modifican la realidad del hombre, ni la verdad sobre el trato que le corresponde.

2) LA DIGNIDAD DE LA PERSONA HUMANA: ninguna vida carece de valor. El hecho de nacer y el de morir no son mas que hechos y solo hechos, adornados naturalmente de toda la relevancia que se quiera. Precisamente por ello no pueden ser tenidos como dignos o indignos según las circunstancias en que acontezcan, por la sencilla y elemental evidencia de que el ser humano siempre, en todo caso y situación es excepcionalmente digno, esta naciendo, viviendo o muriendo. Legalizar la eutanasia es una declaración de derrota social, política y medica ante el enfermo que no acabara con las perplejidades de la vida, ni de la muerte, ni con las dudas de conciencia de los médicos, de los pacientes y de los familiares.

3) LA AUTONOMÍA PERSONAL: "El derecho a morir no esta regulado constitucionalmente, no existe en la Constitución la disponibilidad de la propia vida como tal" Si existiera este derecho absoluto sobre la vida, existirían otros derechos como la posibilidad de vender tus propios órganos o aceptar voluntariamente la esclavitud. La autonomía personal no es un absoluto.

¿CÓMO QUEREMOS MORIR?:

Todos queremos una buena muerte, sin que artificialmente nos alarguen la agonía, ni nos apliquen una tecnología o unos medios desproporcionados a la enfermedad. Todos queremos ser tratados eficazmente del dolor, tener la ayuda necesaria y no ser abandonados por el medico y el equipo sanitario cuando la enfermedad sea incurable.

Todos queremos ser informados adecuadamente sobre la enfermedad, el pronóstico y los tratamientos que dispone la medicina, que nos expliquen los datos en un lenguaje comprensible, y participar en las decisiones sobre lo que se nos va a hacer.

Todos queremos recibir un trato respetuoso, que en el hospital podamos estar acompañados de la familia y los amigos sin otras restricciones que las necesarias para la buena evolución de la enfermedad y el buen funcionamiento del hospital.

CONCLUSION:

“Uno no puede querer la libertad solo para si mismo, ya que no hay ser humano sin los demás. Nuestra libertad personal queda siempre conectada a la responsabilidad por todos aquellos que nos rodean y a la humanidad entera. La convivencia democrática nos obliga a someternos y a aceptar los impuestos, las normas y las leyes, que en ningún momento son cuestionados como limites a la libertad personal. ¿Por que no queremos descubrir un bien social en la protección legal de la vida en su finitud? ¿Que cultura dejaremos a nuestros hijos si les transmitimos que los enfermos no merecen la protección de todos?”

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